Cuando se habla de rentabilidad empresarial automáticamente pensamos en las ganancias que generará una organización según su desempeño y productividad, y ese es el objetivo de todas las empresas: ser rentables dentro de su rubro y frente a la competencia posicionarse como las mejores.
Para alcanzar esa rentabilidad de todas maneras se tiene que invertir: en maquinaria, insumos, oficinas, indumentaria, etc. Y ciertamente, hacer ese tipo de gastos es necesario, pero la productividad de una empresa no solo está sujeta al factor material, sino al capital humano y sus capacidades profesionales como persona, que es el valor económico dentro de la organización. Un colaborador a través de sus capacidades, conocimientos y habilidades también aporta a conseguir la rentabilidad y el éxito empresarial.
Según el Índice de Competitividad del Talento Global 2020 (GTCI, por sus siglas en inglés), Perú ocupa el puesto 77 de un total de 132 países participantes. Este estudio, publicado por Adecco Group, evalúa a fondo la situación del talento humano en el mundo, y busca la mejora continua de la relación del talento con el desarrollo económico y convertirse en un instrumento para promover el diálogo entre diversos actores de la sociedad.
Invertir en los colaboradores, que forman el capital humano de las empresas, es la clave para impulsar el rendimiento de las organizaciones. Tomando como referencia esa premisa, “apostar e invertir en el desarrollo intelectual de tus trabajadores es importante para la mejora de la rentabilidad empresarial”, sostiene. Maria Cecilia Toledo, gerente de Marketing y Producto de Edenred.
Hablemos del aprendizaje. Ya que el aprendizaje no se detiene, es continuo, los conocimientos deben actualizarse constantemente. Una empresa que entiende la importancia de tener a su personal capacitado en los temas concernientes a su campo de actividad, e invertir en ello, se asegura un aumento de su productividad.
¿Por qué? Pues, al tener trabajadores mejor preparados, estos realizarán sus tareas de manera más eficiente, pero también aportarán nuevas ideas, que podrían ampliar los horizontes de inversión de la empresa.
Para Toledo, “Las empresas tienen que ir al ritmo de los requerimientos del mercado actual, y en estos momentos el valor agregado que puede diferenciar a una y otra empresa es su talento humano, porque son la base para promover la productividad”.
Otro punto importante es la fidelización del personal. Cuando las empresas apuestan por el talento humano que tienen, invierten en capacitarlos, en desarrollarlos profesionalmente, a la vez, personalmente porque los motivan a crecer; entonces, los colaboradores se sentirán valorados e identificados con la empresa. Un colaborador identificado, es un colaborador comprometido y más productivo. En cortas palabras, invertir en talento es retener personal. Se retiene al mejor talento.
También identificamos potenciales líderes dentro de los equipos de trabajo. Invertimos para formar líderes, capaces de participar en la toma de decisiones de la empresa. Los líderes son la cabeza guía y modelo para los demás colaboradores. Algunas empresas promueven programas de liderazgo interno como una forma de inversión en el desarrollo intelectual, seleccionan a los prospectos que muestren las competencias de liderazgo adecuadas para su crecimiento dentro de la empresa. De esos programas surgen, por ejemplo, los altos ejecutivos o jefes de área.
Para concluir, la inversión en el desarrollo intelectual de tus colaboradores no es un tema al azar, lo tienes que identificar como una necesidad para beneficio de tu rentabilidad.
